Este proyecto fue una comisión directa del Ministerio de Cultura y Patrimonio de Colombia. Consistió en preparar una fortaleza colonial para albergar el evento final de la semana del «Patrimonio Emergente». Como restricciones: presupuesto casi nulo y la imposibilidad de hacer cambios permanente, incluso tan mínimo como un clavo, a la fortaleza mencionada. Nos asociamos con PeiLab de la Universidad Javeriana Bogotá y el colectivo Zuloark de Madrid.
Durante los primeros días, las contradicciones de ese lugar se hicieron evidentes: la fortaleza estaba cerca de Bocachica, un pueblo de 10.000 habitantes, que nunca visita ese área. Viven en viviendas informales donde las calles carecen de pavimento y cualquier tipo de diseño de apoyo del espacio público. Para nuestra sorpresa, se estaba construyendo una infraestructura de gas en una aldea que no tenía electrodomésticos de gas y carecía de una infraestructura pública de suministro de agua (el agua era suministrada por camión cisterna). ¿Cómo se podría priorizar el gas sobre el agua? Resultó que el área se estaba preparando para recibir turismo. En otras palabras, las intervenciones no estaban dirigidas a los habitantes reales de Bocachica.
Después de algunas conversaciones con las comunidades locales, nuestra propuesta para el evento fue permitir la apropiación de la fortaleza por parte de la comunidad local para el evento y usarla como una plataforma para exponer sus reclamos. Con tres estrategias.
Primero, domesticar un espacio extraño convirtiéndolo en una sala de estar usando muebles rotos, arreglándolos, proporcionados por los lugareños como un trueque.
En segundo lugar, para proteger el área del fuerte sol construyendo una sombra con cables y sombrillas.
Y tercero, comprar algunos árboles con poco presupuesto para proporcionar sombra a largo plazo (espacios de reunión social) para el futuro.